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Comercios en Riobamba

Cuando son las 13:40h, uno de los sectores más comerciales de Riobamba, como es el del Bypass, luce abandonado. A esa hora pocas personas se apresuran para llegar a sus casas antes que inicie el toque de queda. En una de las paradas solo está un taxi. Su conductor espera la última carrera antes de irse a casa. “Ojalá venga alguien. Ahora, si se hace dos o tres carreras es mucho”, comenta don Luis, quien usa guantes, mascarillas y hasta un visor como medida de prevención contra el coronavirus.

Datos. En una de las farmacias de la zona, uno de los pocos locales que se encuentran abiertos al público, se observa a tres personas haciendo fila. La distancia entre cada una de ellas es de dos metros. Una de las mujeres le pide al dependiente que les atienda un poco más rápido porque, en pocos minutos, inicia las restricciones de movilidad. No hay mecánicas abiertas, tampoco restaurantes, mucho peor sitios donde comprar repuestos, cuadernos, lápices o esferos… parece una ciudad fantasma. Cuando faltan apenas dos minutos para que el reloj marque las 14:00 h comienzan a sonar las patrullas de los vehículos policiales. Quienes todavía están caminando en las calles aceleran el paso. Saben que la multa es alta si se les encuentra en la vía pública.

Realidad. Llegó la hora. Son las 14:00 h y apenas una ambulancia baja por la avenida Lizarzaburu. Hace más de una semana que la gente no puede abrir sus locales comerciales. El coronavirus ha cambiado la dinámica de Riobamba y de todo el mundo. “Lo único que rogamos es que la gente no muera, ya luego veremos cómo nos podemos recuperar. Es la vida sobre el dinero. Creo que ese es el mensaje que Dios nos está dando”, dice Fanny Vela, quien cierra la puerta de su casa, pone el candado y sube al segundo piso para ver desde atrás del vidrio de su ventana cómo pasan las horas y los días.
Fuente: http://www.laprensa.com.ec/

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